Una Carmelita en Flandes (AGOTADA LA EDICIÓN)

Availability: Fuera de Stock

20,00

Sin existencias

Compare
Categoría:

A través de este libro queremos acercarte a la figura y a la obra de Ana de San Bartolomé, una carmelita que vivió a caballo entre el siglo XVI y el XVII, y que saltó todas las barreras que condicionaban a una mujer de su época y de su entorno.

¿Cómo llegamos nosotras a ella? Al profundizar en la vida y la obra de Teresa de Jesús, nos conmovió la unión y complicidad que siempre existió entre la santa abulense y nuestra protagonista. Todos los testimonios afirman que ella fue, durante los últimos cinco años de la vida de Teresa, su compañera inseparable: su enfermera, su cocinera, su confidente, su secretaria, realmente su sombra.

Pero, aparte de esas definiciones que la vinculan tan entrañablemente a Santa Teresa, ¿quién fue Ana de San Bartolomé, la mujer que la acompañó hasta el último instante y en cuyos brazos quiso morir la Santa abulense? En busca de esa respuesta y queriendo ahondar en su talante humano, nos encaminamos, hace años, al primer punto de referencia: Almendral de la Cañada, el pueblo natal de la Beata, en tierras de Toledo. De ahí, y empezando a tirar del hilo de la madeja de su vida, recalamos en el monasterio de San José de Ávila, donde Ana inició su vida de carmelita descalza. Después visitamos numerosos Carmelos primitivos, cuyas estancias guardan el recuerdo de su paso por ellos cuando acompañaba a Santa Teresa en las frecuentes visitas a sus fundaciones, algunas de las cuales conservan, como un tesoro, fragmentos de sus cartas u objetos que pertenecieron a Ana y que ahora comparten vitrina con valiosas reliquias teresianas: pequeño homenaje y tributo, fruto tal vez de la casualidad, tal vez de la querencia, que tantos siglos después compartan espacio y veneración los recuerdos de quienes en vida tanto compartieron. Engolosinadas ya por el carisma de esta mujer, que vivió y cruzó los siglos a la sombra de la Santa más universal, y cuyo recuerdo tan sólo permanece vivo en la memoria colectiva del Carmelo Descalzo, en los miles de hijos e hijas de Santa Teresa repartidos por todo el mundo, dedicamos varios periodos vacacionales a seguir las huellas de esta andariega de caminos extranjeros, de esta ilustre pionera en la expansión de Carmelo Teresiano fuera de nuestras fronteras a principios del siglo XVII. Así, visitamos Carmelos que guardan con gratitud y orgullo el recuerdo y la memoria de la hija predilecta de Teresa de Jesús, Carmelos tan unidos a la vida y a la obra de Ana de San Bartolomé como los de París, Pontoise, Bruselas y Amberes. ¡Amberes!, su última y tan querida fundación, donde, al fin, recalaron sus pasos y fue testigo de su vejez dorada y de su muerte. Verdaderamente no sólo el paso del tiempo ha desdibujado nuestro personaje; también el peso de la sombra de Teresa de Jesús, la persona que mejor conoció y más quiso a nuestra protagonista y, que la valoró hasta el punto de dedicarla un gran elogio: Ana, Ana, tú eres la santa, yo tengo la fama. Pero la estela de Teresa de Jesús, sin ella quererlo, ha ensombrecido vidas ejemplares, como la de Ana de San Bartolomé, que, en el cotidiano discurrir de sus días, le dieron luz y vigor. Que estas páginas en tus manos enfoquen una vida feliz, contenta con el destino que ella se labró salvando muchas dificultades para escapar de una vida anodina, estereotipada, cuyos hilos manejas en sus hermanos o su futuro marido, y conseguir vivir su vida como ella quería, hacia dentro, volcada en la espiritualidad. Sin duda, sorprende, y más en su época, cómo una humilde campesina toledana llegó a ser la sombra de una de las santas más luminosas del santoral y a ser admirada, querida y llorada por la hija del rey Felipe II. Una auténtica aventura, una vida de película en un mundo de hombres.

Valoraciones

No hay valoraciones aún.

Sé el primero en valorar “Una Carmelita en Flandes (AGOTADA LA EDICIÓN)”

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Loading...